He recorrido todos los rincones del Cantábrico Vasco,
he visitado pueblos que conviven con su Mar desde tiempos inmemoriables,
que son protegidos por muros de decenas de metros de altura,
que navegaban con pequeñas embarcaciones entre las salvajes olas que venían del Océano Atlántico.
He descubierto pequeños grandes lugares que no aparecen en los mapas,
donde poder perderse durante horas,
donde poder al fin encontrarse.
He vivido la experiencia con toda mi fuerza,
invirtiendo hasta el último ápice de energía,
y me ha sido devuelto con intereses en cada día.
He conocido gentes increibles,
que por si solas han hecho que merezca la pena la visita a su pueblo,
que no estaba en mi ruta, pero solo aparecí por curiosidad, y acabé encantado por su sencillez, sinceridad y confianza.
He abrazado a mi Mar al amanecer,
he sido abrazado por el Mar al anochecer,
me he bañado en una cala, en una playa y en un puerto.
Me he divertido, he aprendido, he andado, he escalado, he sentido, he saltado, he dormido, he nadado, he observado, he conversado, he comido, he bebido, he vivido el Cantábrico.
Y he disfrutado tanto, que pienso volver a repetirlo.
Pero sólo ha terminado el desplazamiento,
aún no ha finalizado este viaje.
he visitado pueblos que conviven con su Mar desde tiempos inmemoriables,
que son protegidos por muros de decenas de metros de altura,
que navegaban con pequeñas embarcaciones entre las salvajes olas que venían del Océano Atlántico.
He descubierto pequeños grandes lugares que no aparecen en los mapas,
donde poder perderse durante horas,
donde poder al fin encontrarse.
He vivido la experiencia con toda mi fuerza,
invirtiendo hasta el último ápice de energía,
y me ha sido devuelto con intereses en cada día.
He conocido gentes increibles,
que por si solas han hecho que merezca la pena la visita a su pueblo,
que no estaba en mi ruta, pero solo aparecí por curiosidad, y acabé encantado por su sencillez, sinceridad y confianza.
He abrazado a mi Mar al amanecer,
he sido abrazado por el Mar al anochecer,
me he bañado en una cala, en una playa y en un puerto.
Me he divertido, he aprendido, he andado, he escalado, he sentido, he saltado, he dormido, he nadado, he observado, he conversado, he comido, he bebido, he vivido el Cantábrico.
Y he disfrutado tanto, que pienso volver a repetirlo.
Pero sólo ha terminado el desplazamiento,
aún no ha finalizado este viaje.
